Al día
siguiente -sábado 17 de agosto- la jornada comienza temprano. A las nueve de la
mañana, todos listos y esperando ansiosos la primera clase con el Mestre. En sintonía
con lo que había transmitido la noche anterior, comienza la clase compartiendo
con nosotros la música del jogo de Benguela.
Primero, nos enseña el toque de berimbao,
y luego algunas canciones que él mismo ha compuesto para este tipo de jogo. La
clase de música se colorea con explicaciones sobre la esencia del jogo de
Benguela y, así comenzamos a practicar algunos movimientos. Se trata de un jogo
que tiene mucho más contacto con el suelo que el Regional, y que al ser más
lento, permite que los jogadores se tomen su tiempo para pensar y sentir los
movimientos que desean hacer para poder establecer un diálogo corporal con el
otro jogador. Vamos pasando en parejas al pie del Berimbau, y el Mestre
interrumpe los jogos para mostrarnos distintas posibilidades de movimientos de
acuerdo con la posición alcanzada por los jogadores. Terminamos la clase con
una pequeña roda, en la que practicamos lo aprendido.
Por la
noche, agasajamos a Mestre Cari con un buen asado argentino. El Mestre
compartió la noche con nosotros y con sus hijos. Éste es el momento en que Cari
puede conocernos como grupo; es el momento en que puede vernos interactuar
entre nosotros, reírnos, bromear, ayudarnos y, por sobre todo, divertirnos.
El domingo
por la tarde nos volvemos a reunir en nuestra Casa de Entrenamiento –la
Biblioteca Popular Devoto Oeste-, para participar de una nueva clase con el
Mestre. Esta vez, Mestre Cari ha decidido que la clase será de Capoeira Regional.
Al igual que el día anterior, comenzamos practicando el toque de Sao Bento
Grande de Regional, y luego introducimos las palmas y el canto. Terminado el
momento musical, hacemos una entrada en calor y practicamos algunos movimientos
propios de este estilo de jogo. Esta vez, el entrenamiento es más intenso.
Estamos todos cansados, pero nadie quiere perderse nada. El Mestre nos enseña
algunas entradas, y nos transmite la importancia de jogar cerca del otro jogador
y de generar una interacción sutil con el otro. A medida que fuimos conociendo
al Mestre, pudimos reconocer en sus gestos, en sus frases, en su modo de
enseñanza y en su visión de la Capoeira, el vivo reflejo de todo aquello que
Comprido nos había transmitido durante todos estos años. Las personas eran
distintas, pero los valores y los principios eran los mismos. Al final de la
clase, llegó el momento de poner en práctica lo que sabemos: el Mestre tomó
posición de observador y quiso ver a nuestros instructores (Palmeira, Mola y
João Trapiche) liderar la roda. Primero, un jogo de Benguela y, luego,
Regional. Cuando termina la roda, Mestre Cari vuelve a destacar que la Capoeira
es una sola, más allá de las creencias individuales. Nos sentimos conmovidos
por sus palabras.
La jornada
aún no ha concluido: Comprido tiene una sorpresa para el Mestre y para nosotros
también. Desea que Cari conozca la marca que la Capoeira ha hecho en nuestras
vidas y lo que su visita ha dejado en nosotros; entonces nos pide que cada uno
comparta para todos lo que la Capoeira significa en su vida. Para muchos, se
trata de un momento de esparcimiento, de alegría, de liberación, algo que nos
permite olvidarnos momentáneamente de las preocupaciones y de las obligaciones cotidianas.
Para otros, la Capoeira ha dejado de ser
algo que hacemos, y se ha convertido en lo que somos, atravesando todos los
aspectos de nuestras vidas. Para sintetizar nuestro agradecimiento en algo
material, Comprido entrega al Mestre una placa de reconocimiento de parte de
Quilombo Baires. Para finalizar la jornada, Mestre Cari realiza la entrega de
cordas de graduación de acuerdo a los exámenes nivelatorios rendidos en
noviembre del 2012. Recibimos las cordas de las propias manos de Mestre Cari
que las anuda a nuestras cinturas. Una vez entregadas todas las cordas de
alumnos e instructores, aún queda una corda sobre la mesa. El Mestre pide la
palabra para hacer un anuncio: ha decidido nombrar a Comprido como Contra-Mestre,
título merecido y ganado con su trayectoria y con el enorme esfuerzo dedicado a
la enseñanza y la difusión de la Capoeira en Buenos Aires. Todos sus alumnos, orgullosos,
explotamos en un aplauso infinito, sabiendo lo merecido del reconocimiento.
Comprido desata su gastada corda amarilla-naranja, y recibe la nueva corda, que
Mestre Cari anuda a su cintura. Luego de tanta emoción y reconocimiento sólo
queda tomar una foto grupal, mostrando nuestros diplomas y luciendo nuestras flamantes
cordas.
Por último,
el lunes 19 de agosto tuvo lugar la roda abierta. Ésta fue una jornada emotiva,
en la que tuvieron la posibilidad de reencontrarse muchos de aquellos que
fueron alumnos del Mestre y que hoy participan de distintas agrupaciones de
Capoeira. Fue una roda sumamente interesante, llena de jogos bonitos, alegres y
amigables.
Tuvimos el placer de ver al Mestre jogar con sus alumnos, y de sentir
el Axé y la energía que sólo Mestre Cari sabe poner y contagiar en una roda. Un
final perfecto para un fin de semana que, sin dudas, va a marcar un antes y un
después en la historia de Quilombo
Baires.
Crónica escrita por Vampira.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario